- Propone Luis Fernando Chacón pruebas gratuitas de cáncer de próstata
- Cuauhtémoc alberga el Encuentro Estatal de Mujeres Constructoras de Paz (MUCPAZ)
- Realizan desfile por el 114° aniversario de la Revolución Mexicana, en Cuauhtémoc
- Aprueba JUCOPO Convocatoria para elegir a la persona que ocupará la titularidad de la CEDH
- Localizan a un ejecutado en el campo menonita 34 de Cuauhtémoc
Llegar a la vejez sin poder jubilarse, una realidad mexicana
Bernardo Flores nunca ha dejado de trabajar. Tiene 80 años y desde hace 58 labora en la misma peluquería en la colonia San Rafael, en la Ciudad de México. De lunes a viernes llega a las diez de la mañana y se queda en el pequeño salón hasta las nueve de la noche. A lo que gana como peluquero Flores añade todos los meses las pensiones alimenticias que él y su esposa reciben del Gobierno de la capital: unos 2.200 pesos (alrededor de 118 dólares). “Nos ayuda porque con esto voy al súper a abastecer la canasta básica”, dice el peluquero, mientras prepara los asientos del salón para los clientes del día.
Historias como la de Tino —así le conocen en la colonia— son recurrentes en México: ancianos que no reciben una pensión digna (o no reciben nada) y que nunca consiguen dejar de trabajar o al menos reducir sus jornadas laborales.
De acuerdo con los datos más recientes de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro, solo el 31% de los mexicanos de 65 años y más cuentan con una pensión contributiva. Es decir, reciben por haber cotizado de alguna manera, principalmente con la seguridad social del país. Las mujeres que cobran este tipo de pensión reciben un promedio mensual de 5.128 pesos (275 dólares) y los hombres perciben un promedio de 6.602 pesos (354 dólares).
Los demás ancianos en México o cobran una ayuda no contributiva pagada por el Gobierno central o por las entidades estatales —un ejemplo es la Pensión para Adultos Mayores de la Secretaría de Desarrollo Social— o no reciben nada. Los datos señalan que un 49% de los adultos mayores reciben una pensión no contributiva, pero estos beneficios tienen un valor bastante inferior: las mujeres captan un promedio de 611 pesos y los hombres 608, lo que supone unos 32 dólares.
La reducida protección social para la tercera edad conlleva a que un gran número de mayores sigue activo en el mercado laboral. “Ellos no lo están haciendo para divertirse, quieren jubilarse. Pero el dinero no alcanza”, afirma Tapen Sinha, investigador de del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). Este profesor explica que, entre los hombres, la mitad de los ancianos en México sigue trabajando en tiempo completo.
Más información en El País