Todos nos hemos enfrentado al desempleo. Incluso aquellos que nunca han sido despedidos, ni han sufrido de un recorte de personal. Recuerde aquella vez que buscó su primer trabajo, los errores básicos que cometió -por nerviosismo o inocencia- en sus primeras grandes oportunidades. Los que no somos “hijos”, o “amigos de alguien” nos hemos enfrentado a esa sensación del no saber qué pasará.
Las estadísticas de empleo en México deben considerarse: Aunque los Indicadores de Ocupación y Empleo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) al cierre de 2017 mostraron su nivel más bajo desde hace 10 años (1.83 millones de mexicanos sin empleo), muchas veces encontrar un empleo digno, es lo que resulta el verdadero problema.
La última vez que estuve en busca de un trabajo, miles de ideas rodearon mi cabeza. ¿Volvería a ocuparme en mi profesión?, ¿qué tal que nunca conseguía algo más?, y la peor idea de todas: ¿Debo tomar lo que sea que me ofrezcan, aunque el sueldo y las condiciones no sean los mejores?
No se sientan culpables, a todos nos pasa por la cabeza, sobre todo después de semanas infructuosas de búsqueda.
Es fácil escuchar consejos que nos digan que debemos tener paciencia, otra cosa es llevar a cabo esa filosofía de vida en momentos difíciles. Sin embargo, de mi última etapa de desempleo, aprendí un par de cosas que podrían servirles y se las comparto.
“Algo mejor para después”, nunca llega
En ocasiones tomamos la primera oferta de trabajo disponible, por desesperación. Tiene sentido si las deudas nos ahorcan, sobre todo, si ya tenemos responsabilidades. Pero prometernos que después vamos a conseguir algo mejor, es una mentira.
Sobre todo, si conseguimos un trabajo que nos desagrada, nos será más difícil lograr encontrar mejores cosas, por eso es importante prevenir desde antes.
Cuando tengas, ahorra
Todos podemos perder nuestro trabajo. Por eso gastar (porque merecemos “un gustito”), sin poner límites cuando tenemos trabajo, es lo peor que podemos hacer.
Si cuando tenemos un trabajo podemos ahorrar una cantidad, suficiente para darnos un respiro si perdemos el empleo en lo que buscamos algo más, podremos decidir y buscar mejores condiciones cuando lo necesitemos.
Confía en ti
Que no seas lo que esperaba una empresa al final de un proceso de selección, puede provocar frustración en muchos. Pero eso no significa que no hagas las cosas bien.
Piensa en algún compañero de trabajo que haya sido pésimo en lo que hacía. Seguro ubicas a alguno. Eso demuestra que al momento de elegir, las empresas no siempre eligen lo mejor. Pero sí a los que se saben vender bien.
Refina tu CV una y otra vez
Es tu carta de presentación, y siempre puede mejorar. Una buena forma de ocupar tu mente cuando estás desempleado, es buscando crear un CV que destaque del resto.
Elimina cualquier posibilidad de que tenga algún error ortográfico y apuesta por hacerlo lo más breve posible.
Anímate y crea un perfil de LinkedIn, piensa en éste como una extensión de tu carta de presentación. A diario puedes pensar en cómo mejorarlo. Lo utilizarás el resto de tu vida laboral.
Busca en tantos lugares como sea posible
Internet tiene muchas páginas en las que ofrecen empleo. Revisa todas y manda cuantas solicitudes encuentres de tu interés.
No es lo mismo a enviar tu CV a trabajos que no te atraigan o no se relacionen con tu especialización. Si te interesa alguna empresa, llámales, aunque no estén contratando y pide algún contacto al que puedas mandarle tu CV, por si algún día ocupan.
La iniciativa es valorada por los reclutadores.
Haz contactos
Aunque suene terrible, conseguir empleo suele ser más fácil para los “que conocen a alguien”. Por eso, suma en lugar de restar en cada trabajo que tengas. Dejar buenas impresiones y contactos por doquier ampliará tu red de trabajo, y te ayudará a tener más oportunidades.
Tener conflictos en tus trabajos anteriores te cierra puertas. Por eso, en medida de lo posible, debes dejar buenas referencias.
Aprende nuevas cosas en tu tiempo libre
Una de las cosas más difíciles cuando estamos desempleados, es encontrar “algo útil” en qué ocuparnos en lo que esperamos alguna llamada para una entrevista.
Algo que puedes hacer para no desesperarte tan pronto, es ocupar tu tiempo en enriquecer tus conocimientos. Utiliza internet para mejorar tus habilidades en algún ramo o rango que sea un punto débil.
Ortografía, el manejo de algún software, o leer algún libro que retome algún conocimiento nuevo. Se vale que lo agregues a tu CV.
Sin embargo, lo más importante para todo desempleado, es recordar que la desesperación nunca nos llevará a nada bueno.
El tiempo en el que uno busca nuevas oportunidades laborales pone en juego mucho de lo que somos. Pero nunca debes olvidar que también tú debes elegir -dentro de tus posibilidades- lo mejor para tu futuro laboral.
Si un trabajo te da “mala pinta”, se vale no elegirlo. Si necesitas hablar con algún familiar o conocido sobre tu frustración o desesperación hazlo.
No son momentos fáciles, pero claro que puedes superarlo.